La tercera semana de junio registró una suba nula de precios en la economía, sin contar tarifas, que corren su propio curso de ajuste intentando compensar casi una década de atrasos.
Aunque junio terminará con más inflación que mayo, por la suba de tarifas, la desaceleración en alimentos y bebidas sigue su curso. En la tercera semana de este mes, el incremento fue de 0% según el relevamiento realizado por la consultora Econométrica, de Ramiro Castiñeira.
La inflación de mayo dio 4,2%, la más baja en más de dos años, pero ese dato tuvo la ventaja de que no llegó a agarrar el ajuste de tarifas que entraron en efecto en junio. Por lo tanto, a pesar de que la canasta básica de alimentos, bebidas, vivienda, y medicamentos prácticamente no subieron, el salto de tarifas llevará la inflación del mes a 5,5 por ciento, según estiman consultoras privadas.
Según proyecta la consultora Equlibra, si el ajuste de tarifas hubiera impactado en el índice de mayo, hubiera sumado 2,5 puntos adicionales por lo que hubiera rondado el 6,7%. Por su parte, en ese escenario teórico, la inflación de junio estaría por debajo del 3%.
Este análisis es interesante porque permite ver mejor la caída de la inflación que se viene dando. En abril fue del 8,8%, en mayo hubiera sido del 6,7% y este mes en 3%. Estos números representan mejor la realidad que se está viviendo en la economía argentina, en vez del 8,8%; 4,2% y 5,5% que se terminará dando, pero que no refleja tan bien lo que está ocurriendo.
Además, este “ajuste estadístico” permite ver que el plan de Luis Caputo está funcionando, ya que su objetivo es que la inflación, libre de ajustes tarifarios, converja al 2% mensual para fin de año, que es el valor de devaluación mensual del dólar oficial que mantiene el Banco Central desde principios de año.
Esta devaluación controlada es conocida en la jerga financiera como crawling peg, y le permite al Goiberno darle un retorno fijo a quienes apuestan al dólar oficial como herramienta para no perder contra la inflación, en un contexto donde se quiere desincentivar que los bancos recurran a los pasivos remunerados para blindarse de la inflación.
Caputo también ofrece el BOPREAL para blindarse de la inflación, pero no mucho más. El objetivo es que la inflación en Argentina solamente esté relacionada a la devaluación planificada del peso contra el dólar, y no a cuestiones vinculadas con un sobrante de pesos en la economía, algo que el gobierno de Milei tiene que lidiar dado que Sergio Massa emitió 31 billones de pesos en sus 18 meses como ministro de Economía.
Mientras la economía converja a una inflación del 2%, se estabilice la actividad (que lleva 6 meses de desplome luego del Massazo), y los salarios mantengan una tendencia alcista por encima de la inflación, la cual empezó a aparecer en abril, el plan de Milei y Caputo podrá considerarse exitoso, al menos en la primera etapa que busca moderar la crisis económica heredada y evitar la hiperinflación que dejó plantada el kirchnerismo.
Fuente: Derecha Diario