Donald Trump designó al senador Marco Rubio, férreo opositor de gobiernos latinoamericanos de izquierda, como secretario de Estado. Rubio, hijo de inmigrantes cubanos, ha sido un crítico implacable de figuras como Cristina Kirchner y recientemente afirmó que Javier Milei, presidente de Argentina, es un aliado de Estados Unidos.
Rubio mantiene una postura de línea dura hacia los regímenes autoritarios de Cuba, Venezuela y Nicaragua, y ha criticado abiertamente a líderes de izquierda en la región.
En una carta enviada a Joe Biden tras la elección de Milei, pidió sanciones contra Cristina Kirchner, a quien acusó de corrupción y de llevar a Argentina a la crisis económica. Rubio también expresó su apoyo al mandatario argentino, señalando que es un «aliado» de Washington y debería recibir respaldo de Estados Unidos.
Una relación volátil con Trump que se transformó en alianza
Pese a su conocida rivalidad con Trump, marcada por ataques personales en la campaña de 2016, Rubio ahora es un leal aliado del expresidente. En 2016, ambos protagonizaron una de las peleas más insólitas de las primarias republicanas, pero en los últimos años Rubio se ha alineado con el trumpismo, consolidando su posición en el Partido Republicano y respaldando políticas clave de Trump. Este nombramiento muestra la consolidación de la relación, y Rubio se convierte en un pilar fundamental en la próxima administración.
En la mira: China, Rusia, y los líderes de izquierda en Latinoamérica
Rubio ha sostenido que la política de apertura hacia gobiernos izquierdistas en América Latina es un error, y ha señalado a México, Colombia y Brasil, bajo la administración de López Obrador, Gustavo Petro y Lula da Silva, respectivamente, como responsables de empoderar a las dictaduras en la región.
En uno de sus comentarios, Rubio advirtió que estos países han «abierto la puerta» a amenazas externas como China y Rusia. Su nombramiento es un indicio claro de que, bajo Trump, América Latina podría recibir mayor atención, especialmente en la lucha contra la influencia de potencias extranjeras.
La llegada de Rubio al Departamento de Estado marcará una postura dura y desafiante en la política exterior de Estados Unidos.
Fuente: Derecha Diario