El pase entre Marcelo Longobardi y Jonatan Viale en Radio Rivadavia terminó en un incómodo episodio que dejó al conductor al descubierto y visiblemente desbordado.
Mientras Longobardi intentaba victimizarse por las críticas recibidas de figuras de La Libertad Avanza, sus propios colegas lo dejaron en claro: ya no tiene el peso ni la credibilidad de antes.
Marcelo Longobardi y Jonatan Viale
El trasfondo: un periodismo que no escucha
El disparador de la polémica fue el discurso de Agustín Laje durante el acto fundacional de Las Fuerzas del Cielo, el nuevo espacio militante que orbita en torno a Javier Milei.
Laje apuntó contra el periodismo tradicional, personificándolo en figuras como Longobardi. Lo calificó de “ensobrado” y reflexionó sobre el impacto de las redes sociales, que dejaron al descubierto la desconexión de los medios con la gente.
“Antes éramos esclavos de una cajita boba, donde figuras como Longobardi monopolizaban la información. Ahora, con redes sociales como Twitter, se evidencia lo poco que los quería escuchar el público”, sostuvo Laje, mientras destacaba cómo las nuevas plataformas permiten un debate más abierto y horizontal.
Viale Longobardi
El golpe fue directo y efectivo. No se trató de un insulto vacío, sino de un cuestionamiento legítimo al rol de periodistas. Durante años, construyeron su influencia desde una posición de privilegio, sin asumir responsabilidades por el descrédito que hoy enfrentan.
Longobardi, sin apoyo ni autocrítica
Lejos de aceptar las críticas, Longobardi intentó convertirlas en una cruzada personal en defensa del periodismo. Sin embargo, su intervención en el pase con Jonatan Viale evidenció su aislamiento. “Se ha naturalizado la violencia verbal, el insulto vulgar, la mentira”, afirmó, buscando el respaldo de sus compañeros, que se mostraron incómodos.
Viale, por su parte, optó por minimizar el tema y darle un giro más relajado. “Las armas eran celulares, ese era el chiste”, respondió, en referencia a las declaraciones de El Gordo Dan sobre la “batalla comunicacional”.
Pero Longobardi insistió, acusando al medio y a sus colegas de no pronunciarse. Su actitud beligerante y su falta de autocrítica no hicieron más que subrayar su desconexión total.
Las nuevas voces que incomodan al viejo periodismo
Mientras Longobardi se retiraba en vivo, apagando su cámara como un berrinche final, el contraste con figuras como las del Gordo Dan o Agustín Laje se vuelve evidente.
El discurso de Las Fuerzas del Cielo no busca el consenso vacío, sino generar debate y marcar una postura clara. Sus críticas al periodismo tradicional no son gratuitas: evidencian años de desprestigio acumulado por figuras que priorizaron agendas políticas sobre la verdad.
Fuente: Derecha Diario