Los golpistas se retiraron del Palacio Presidencial tras el nuevo nombramiento del alto mando militar, por orden del reciente comandante nombrado para las Fuerzas Armadas, José Wilson.
El intento de golpe de estado que tuvo lugar en Bolivia por parte de las fuerzas militares resultó en fracaso para el Ejército. El propio presidente Luis Arce intervino, se hizo cargo del problema y llegó a un acuerdo con la cúpula que buscó derrocarlo.
Los golpistas se retiraron del Palacio Presidencial tras el nuevo nombramiento del alto mando militar, por orden del reciente comandante nombrado para las Fuerzas Armadas, José Wilson, a quien el mandatario le tomó juramento.
El presidente Arce había denunciado este miércoles la presencia «irregular» de unidades del Ejército, que se habían desplegado en la plaza Murillo, en La Paz, en donde se encuentra la sede del Gobierno.
«Denunciamos movilizaciones irregulares de algunas unidades del Ejército Boliviano. La democracia debe respetarse», manifestó Arce a través de su cuenta en la red social X.
Al frente de esta «movilización irregular», que fue calificada por el expresidente Evo Morales, antiguo socio político de Arce, como un golpe de estado, se encontraba el comandante del Ejército, Juan José Zúñiga, quien había sido destituido en las últimas horas después de que esta semana afirmara que las Fuerzas Armadas actuarían para evitar que Morales pudiera presentarse nuevamente a las elecciones de 2025.
«Las Fuerzas Armadas pretenden reestructurar la democracia, que sea una verdadera democracia. No de unos cuantos, no de unos dueños que ya tienen 30, 40 años manejando el país», dijo el destituido comandante del Ejército en las afueras de la sede presidencial, rodeado de soldados y unas ocho tanquetas militares.
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Presidente Luis Arce frente al golpista Juan José Zúñiga en la Casa de Gobierno de Bolivia, minutos después de ser sitiada por una facción militar desleal. pic.twitter.com/wxJYxukkdd
— Mundo en Conflicto ???? (@MundoEConflicto) June 26, 2024
Zúñiga se comprometió a la liberación de la expresidenta Jeanine Áñez, el líder opositor y gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, y militares.
«Vamos a liberar a todos los presos políticos inmediatamente desde Camacho, Añez, los generales», sostuvo.
De acuerdo con un informe oficial, Zúñiga está involucrado en un presunto desfalco de al menos 2,7 millones de bolivianos, destinados para viáticos para militares y bonos como Renta dignidad y Juancito Pinto.
La salida de Zúñiga de la comandancia del Ejército se precipitó tras una entrevista que dio el pasado lunes a un canal de televisión en la que manifestó su rechazo a una nueva candidatura de Morales, a pesar de que el exmandatario no está habilitado para postularse.
Antes de ser nombrado comandante del Ejército, ocupó el cargo de jefe del Estado Mayor. Adicionalmente, ha enfrentado acusaciones por presunta malversación de fondos que estaban destinados a obras sociales.
Previamente, Evo Morales aseguró que Zúñiga estaba detrás de un plan en su contra.
Fuente: Conclusión