Los punteros del Polo Obrero fueron tomados de punto en las redes sociales por salir a marchar con banderas de países donde impera la tiranía islámica.
Este jueves, los piqueteros del Polo Obrero inundaron la Ciudad de Buenos Aires con manifestantes violentos que confrontaron con la policía e intentaron cortar las vías de circulación del centro. Sin embargo, lo que se llevó la atención fueron las banderas que por alguna razón llevaron a la marcha.
En la manifestación se los vio principalmente con banderas de Irán y Palestina. Inmediatamente, los libertarios en redes sociales ironizaron la situación con la tendencia #ElPoloIslamico, para evidenciar la locura sobreideologizada de la izquierda.
Más allá del chiste, las conexiones ideológicas entre estos grupos piqueteros de izquierda y el terrorismo islámico son bien conocidas, y el socialismo impera en el mundo árabe de maneras preocupantes. Bien recordarán los argentinos a los terroristas de los ’70 que iban a Siria a entrenarse con los terroristas.
Desde que asumió el presidente Javier Milei, se comenzó a auditar todo el gasto público, especialmente el dinero que se le enviaba a las mal llamadas “organizaciones sociales”, donde se descubrió lo que no era ningún secreto: que los fondos que recibían del Estado era más para mantener las estructuras políticas que para darle a comer a los más necesitados, que además eran víctimas de permanentes extorsiones.
De Eduardo Belliboni, líder del Polo Obrero, se comprobó que los manifestantes de su organización sufrían presiones por acompañar en las manifestaciones políticas. También se confirmó que varios de los comedores eran inexistentes y que había facturas adulteradas de gastos, en las que se pagaban fortunas hasta por una resma de hojas.
En lugar de comprender que se terminó “el curro”, los delincuentes del Polo Obrero decide redoblar la apuesta y seguir manifestándose contra el pueblo argentino. Para esto apelan a las recetas de la vieja política, saliendo a la calle, cortando las calles y portando sus grandes banderas.
Fuente: Derecha Diario