En un mundo cada vez más interconectado, el celular dejó de ser simplemente un dispositivo de comunicación para convertirse en una poderosa herramienta de acceso a la información y control ciudadano.
En este contexto, gran parte de los sectores políticos y mediáticos ven con miedo este fenómeno, ya que la posibilidad de que las personas se informen libremente y cuestionen narrativas “oficiales” está desafiando las formas tradicionales de ejercer poder e influencia en la gente.
Un arma en manos del pueblo
Los celulares, combinados con el acceso a internet, son ahora una especie de “arma” que empodera a los ciudadanos. Plataformas como redes sociales, blogs, y foros permitieron a las personas acceder a múltiples fuentes de información, analizar diversas perspectivas y compartir sus propias experiencias.
Esta “democratización” de la información está rompiendo barreras que antes se imponían desde los grandes medios de comunicación y los sectores políticos, los cuales controlaban lo que la gente tenía o no tenía que saber.
A diferencia de épocas pasadas, donde la televisión, la radio y los diarios concentraban el poder de la información, el celular permite que cualquier individuo con conexión a internet tenga acceso directo a los hechos y pueda contrastarlos con diferentes versiones.
La capacidad de grabar videos, transmitir en vivo o difundir documentos y datos se convirtió en un recurso fundamental para exponer las mentiras, actos de corrupción y manipulaciones.
El temor de los poderosos
Este cambio drástico generó temor entre los grandes políticos y periodistas, acostumbrados a controlar las narrativas que le llegan a la población.
La era de los celulares le sacó a los líderes tradicionales de su monopolio sobre la verdad, obligándolos a enfrentar críticas cada vez más frecuentes, algo que antes no ocurría.
Las noticias falsas, las promesas incumplidas y los intentos de manipulación son rápidamente desmentidos y viralizados, lo que dificulta mantener versiones y relatos que antes pasaban sin cuestionamientos.
Además, la capacidad de los ciudadanos para organizarse y denunciar estos hechos a través de las redes sociales también representa un desafío para las élites tradicionales, las cuales odian “el vuelto“, es decir, la dura respuesta de la gente frente a las mentiras descubiertas.
Las campañas que antes se diseñaban en círculos cerrados ahora son analizadas por una ciudadanía mucho más informada y crítica. Esto generó a una nueva dinámica en la relación entre líderes y liderados, donde la transparencia y la igualdad se volvió la nueva normalidad.
El acceso libre a internet
El acceso a internet y la libertad para compartir información son los pilares que sustentan esta transformación. Sin embargo, no son pocos los intentos de gobiernos y políticos por censurar este flujo libre de datos, ya sea a través de regulaciones, censura o algoritmos que favorecen ciertas narrativas.
Estas medidas, muchas veces justificadas bajo la excusa de combatir las “fake news“, esconden un temor profundo: perder la capacidad de influir en las mentes y decisiones de las personas.
Frente a este panorama, el celular no solo es un aparato tecnológico, sino que se convirtió en un símbolo de la libertad de expresión y del derecho a la información.
Fuente: Derecha Diario