Un año después de su implementación, la “ley de alquileres” que regula el mercado inmobiliario en la ciudad de Nueva York no ha logrado resolver la crisis habitacional, como era de esperarse.
En lugar de eso, y como sucedió en la Argentina, la oferta cayó y los residentes enfrentan altísimos aumentos en los alquileres.
La ciudad se convirtió en un destino más costoso para las personas desde que esta norma entró en vigor. Se han observado resultados predecibles, incluido un incremento en los precios de los hoteles, que amenaza con hacer inaccesibles los viajes a la ciudad de Nueva York para el público en general.
Según datos de CoStar, los precios promedio de los hoteles en Nueva York subieron un 7,4% en el último año, en comparación con un aumento del 2,1% a nivel nacional.
A pesar de las promesas de la ley, los alquileres siguen subiendo y hay cada vez menos inquilinos. Los legisladores prometieron que la LL18 (nombre de la ley) fomentaría la posibilidad de obtener una vivienda, pero una gran cantidad de evidencia del año pasado muestra que esta normativa no ha cumplido con dicha promesa. Alicia Glenn, ex vicealcaldesa de vivienda durante el mandato del alcalde Bill de Blasio, comentó que nunca vio datos que indicaran un impacto tan negativo de los alquileres a corto plazo en la crisis habitacional.
Un año después, los resultados confirman el fracaso
Los alquileres en Nueva York continúan aumentando: Los políticos aseguraron que prohibir Airbnb en la ciudad facilitaría la obtención de viviendas. Sin embargo, los alquileres subieron un 3,4% en los primeros 11 meses de la ley. De hecho, el precio medio de alquiler en el centro de Manhattan alcanzó los 5.000 dólares por primera vez en la historia durante el último año.
Aunque el precio de los alquileres puede haberse moderado a nivel nacional, el aumento en Nueva York desde la entrada en vigor de la ley sigue superando al de ciudades cercanas como Boston, Chicago y Washington, DC.
“Las regulaciones sobre alquileres a corto plazo en Nueva York han tenido un efecto contraproducente: han afectado desproporcionadamente a las comunidades en los distritos periféricos, han elevado los costos de los viajes y no han contribuido a resolver la crisis habitacional. En lugar de mejorar la asequibilidad, estas regulaciones han dejado a los consumidores comunes fuera del alcance de sus necesidades y han puesto a los antiguos inquilinos en dificultades económicas”, comentó Theo Yedinsky, vicepresidente de políticas públicas de Airbnb.
Los distritos periféricos se quedan sin opciones de alojamiento dado que la mayoría de los hoteles en Nueva York están ubicados en el centro de Manhattan, y la ley de alquileres redujo en gran medida las opciones de alojamiento en los distritos periféricos, limitando a los viajeros en términos de dónde hospedarse y cómo gastar.
Airbnb cubría áreas sin opciones hoteleras
Antes de la ley, los anuncios de Airbnb estaban más distribuidos geográficamente en los cinco distritos en comparación con los hoteles, con menos de la mitad del total de anuncios en Manhattan, mientras que Brooklyn y Queens albergaban el 37 por ciento y el 13 por ciento de los anuncios de Airbnb, respectivamente.
Organizaciones como la Cámara de Comercio de Brooklyn alertaron sobre los efectos dañinos de la ley. En una ciudad con un costo de vida en aumento, la pérdida de ingresos afectó gravemente a quienes dependen de los alquileres de viviendas para cubrir gastos y a las pequeñas empresas que dependen del turismo.
Al principio, el impulsor de la ley de alquileres, Ben Kallos, aseguró que las familias que alquilan un espacio no deberían estar “preocupadas“. Un año después, esto no podría ser más alejado de la realidad, y su ley generó un desastre en la ciudad.
Fuente: Derecha Diario